Asunto Impreso

Ahora escriba usted, de Mariano Quirós

"Ahora escriba usted" es un llamado al encuentro entre el acto de lectura y el de escritura, a través de 25 ejercicios literarios y las resoluciones escritas por Mariano Quirós. Un libro único en su especie, que combina la práctica del taller literario con la biografía lectora. Aquí, un fragmento.

Saque al monstruo que hay en usted

He buscado uranio, rubíes, oro, y por el
camino, he observado a otros que
buscaban lo mismo. Y escúchame,
Florie, ¡he encontrado monstruos perfectos!

Truman Capote, Plegarias atendidas

Usted guarda un monstruo en su corazón. A veces ese monstruo ocupa un espacio ínfimo, pero cada tanto amenaza con avanzar, con apropiarse de la circulación sanguínea. Es menester que ese monstruo se mantenga a raya. A veces, sin embargo, no.

La literatura es un terreno apropiado para la expansión del monstruo. Tenga en cuenta, apenas, un par de títulos: el monstruo racional, puntilloso, de Estrella distante, la pequeña obra maestra de Roberto Bolaño; el monstruo brutal, sin alma –o con el alma más oscura– de Meridiano de sangre, aquel desborde bíblico de Cormac McCarthy; el monstruo torpe y por eso mismo sanguinario de “Matar a un perro”, ese cuento de Samanta Schweblin; el monstruo pueblerino, extraterrestre y colectivo de La masacre de Kruger, novela polifónica de Luciano Lamberti; el monstruo delicado y gentil del Talentoso señor Ripley, la señorial saga de Patricia Highsmith…
 

Para variar, es probable que haya sido Kafka quien llevó la monstruosidad a un esplendor. La metamorfosis, El proceso, El castillo, los cuentos “Josefina”, “Un trapecista del hambre”, son expresiones de algún mal inteligente y planificado. En “La colonia penitenciaria” Kafka narra la visita de un “explorador” a una cárcel en la que están prestos a cumplir la sentencia de un condenado a muerte. El explorador recorre las instalaciones de la colonia guiado por un oficial que le muestra, orgulloso, la última creación: una máquina que permite ultimar a los condenados sin necesidad de injerencia humana. “Hace todo ella sola”, dice el oficial, muy suelto de cuerpo, y extiende al explorador una invitación a presenciar la puesta en funcionamiento de esa maquinaria infernal. El corolario es tremendo. El mal en su expresión más torpe y cruel.

Vístase ahora con traje de explorador. Haga una visita al monstruo. Al mal que lo habita.
 

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