¨Descalzo, como la suerte lo arrojaba a ese destino impensado, caminó sin rumbo por la playa, alejándose del centro, de las personas y del Mario que había dejado atrás, en la ciudad, para siempre."
Cambiar de identidad: la utopía individual más compartida, más tenaz.
El hombre que fue Mario se va recreando a medida que sucesivos desastres lo despojan de su identidad anterior.
Todo puede haber empezado por el descalabro económico de principios de este siglo, pero las ilusorias promesas de una vida en contacto con la naturaleza, del trabajo manual, del descubrimiento de aptitudes físicas hasta ese momento insospechadas, lo esperan con amenazas inéditas, hasta dejarlo navegando de noche en medio de una tormenta sin más protección que unas bengalas.
No quisiera que la crónica de este despojamiento sea leída en clave simbólica, ascética. El relato de Kullock avanza sin pausa por una serie de observaciones exactas, que nos tentaría llamar realistas, y solo al terminar su lectura sentimos que hemos atisbado una experiencia límite, temible y espléndidam que exige coraje para compartirla.
Edgardo Cozarinsky
Ernesto Kullock (Buenos Aires, 1970) trabaja como director de cine publicitario y como guionista. Veneno para hormigas, su primera novela, fue elegida finalista del FINN (Festival Iberoamericano de Nueva Narrativa) por un jurado compuesto por Alan Pauls, Edgardo Cozarinsky, Margo Glantz, Elsa Drukaroff y Ercole Lissardi.