Estos son nuestros elegidos.
La máquina de rezar, de Bob Chow – Marciana
Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enriquez – Anagrama
Un cementerio perfecto, de Federico Falco – Eterna Cadencia
Piquito a secas, de Gustavo Ferreyra – Alfaguara
Los galgos, los galgos, de Sara Gallardo – Sudamericana
La maestra rural, de Luciano Lamberti – Literatura Random House
Australia, de Santiago La Rosa – Metalúcida
La uruguaya, de Pedro Mairal – Emecé
Black out, de María Moreno – Literatura Random House
Acá todavía, de Romina Paula – Entropía
La luz mala dentro de mí, Mariano Quirós – Factotum Ediciones
Abrís el libro y lo primero que encontrás de epígrafe es un párrafo del cuento “La canción que cantábamos todos los días”, de Luciano Lamberti -uno de los mejores cuentos que se ha escrito en la última década en Argentina-. Eso te ubica, ya sabés que lo más probable es que la familia sea uno de los ejes narrativos de los cuentos y si conocés a Lamberti sabés que lo fantástico se puede hacer presente en las sucesivas páginas. Ninguna cita es inocente, y Mariano Quirós lo sabe. No importa que la mayoría de las nueve historias sucedan en el Chaco, no importa que se hable de lobisones, de la visita de un escritor consagrado a un pueblito. Son excusas para que el cuentista chaqueño desmenuce con maestría las relaciones familiares. Uno de sus fuertes es cómo labura los finales, son contundentes: una patada en el pecho. Algunas de las historias caminan por la delgada línea entre el cuento realista y el fantástico. Otros abrazan al realismo, por momentos oscuro y a veces luminoso. Un dato: Quirós recibió el premio del Fondo Nacional de las Artes por este volumen de cuentos en 2014. Lo importante es que es uno de los grandes exponentes del cuento argentino contemporáneo. Joel Vargas.
Los diarios de Emilio Renzi (tomo II) – Los días felices, de Ricardo Piglia – Anagrama
Como si existiese el perdón, de Mariana Travacio – Metalúcida