Asunto Impreso

La naturaleza y los libros: la potencia de narrar lo natural o el gesto de recuperar lo que se destruye

Las novedades literarias y los proyectos en ciernes revisitan un núcleo que no es nuevo para la literatura pero que sí se resignifica en un planeta arrasado por el saqueo violento e ideológico sustentado sobre un principio artificial de supremacía de la humanidad sobre el reino animal o en esa dicotomía naturaleza-cultura. ¿Puede la literatura propiciar lecturas capaces de ofrecer otras perspectivas para la vinculación armónica y cuidada con lo natural? ¿Qué pueden decirnos los libros? Por Milena Heinrich

Relatos, novelas, crónicas y ejercicios literarios centran su atención en el mundo natural a través de textos que indagan, detienen su atención o toman como metáfora el reino animal: búhos, perros, elefantes, cerdos, serpientes y peces. Cuando la emergencia sanitaria expone como quizá nunca antes lo hizo la depredación humana ¿qué aportes y preguntas abre naturaleza para reflexionar sobre lo social o desarmar supuestos sobre la superioridad de unos sobre otros?

Los libros no cambian al mundo, pero el mundo cambia y necesita de libros, miradas incómodas, enunciaciones críticas y preguntas que activen nuevas conversaciones o exploren zonas ya abordadas desde corporalidades, tiempos y experiencias distintas. En este sentido, las novedades literarias y los proyectos en ciernes revisitan un núcleo que no es nuevo para la literatura pero que sí se resignifica en un planeta arrasado por el saqueo violento e ideológico sustentado sobre un principio artificial de supremacía de la humanidad sobre el reino animal o en esa dicotomía naturaleza-cultura que asentó la bases del pensamiento occidental.

El último libro de relatos de Santiago Craig se llama "Animales", y allí el autor pone el foco en osos, jirafas, perros, búhos, cebras y cisnes para pensar lo social. Buscó, como dice, hablar de cosas de las que no estaba seguro: "Me gusta escribir rondando dudas, dando vueltas a historias que me parece que tienen que ver con algo que no llego a poder agarrar, entender".

"La anécdota, la trama de eso que trato de contar, siempre, mientras se va armando, proyecta una sombra. Y, en ese sentido, los animales, me ayudaron porque son para mí eso: la forma más obvia y a la vez inquietante de mostrarnos que hay algo que la animalidad sabe y nosotros no, que hay, atrás de las plumas y las garras y los pelos, y la domesticación y la ciencia y los nombres que les damos, una otra cosa impasible que nos excede. Los animales ayudan a mirar de frente lo absurdo y lo incómodo", piensa.

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