Asunto Impreso

De fantasmas y otros recuerdos

POR CHRIS T. NASH

Fantasmas en la literatura

 

No era una simple manifestación de la Naturaleza; había una intención, un sentimiento…, el espíritu de una criatura invisible. Ciertamente, la naturaleza humana se estremece cuando se enfrenta con un hecho semejante. Era la manifestación de una criatura invisible, donde perduran aún sensaciones, sentimientos, una capacidad de expresarse a sí mismo. [La puerta abierta, Margaret Oliphant]

La obsesión por lo paranormal y por el más allá es algo que caracteriza la naturaleza del ser humano. La esperanza de una vida más allá de la muerte. De que esta vida sea solo el principio. De volver a ver a seres queridos. La maldición de tener que pagar un precio a la vida terrenal, la duda de que lo que hay sea bueno. Esto se ve reflejado en la literatura de terror.

El fantasma es por tanto la prueba innegable de la existencia de ese otro mundo, ya sea deseado o no. Como subrayaba el historiador del terror Rafael Llopis: «Es interesante señalar que, desde el punto de vista de la conservación del individuo, los cuentos de fantasmas no deberían resultar terroríficos, sino muy tranquilizadores, en la medida en que su núcleo fundamental es precisamente la supervivencia personal después de la muerte».

Este ente incorpóreo ha suscitado y suscita un tema recurrente en la literatura fantástica, y más precisamente de terror. Es otro de los tropos cuya historia remonta a la mismísima Mesopotamia, hace tres mil quinientos años. Hasta tal punto estos seres están presentes en todas las culturas del mundo que cabría preguntarse si realmente estamos hablando de fantástico…

Preparaos pues para descubrir a fantasmas variopintos en los libros de literatura de terror que os traigo hoy. Coged una sábana blanca, poneos unas cadenas, observad esa mecedora que se mueve sola, esa cortina que oculta una extraña sombra. Ha llegado la hora de dar rienda suelta a los recuerdos y encerrarlos en un ente espectral. Tres son los libros actuales que os recomiendo en este artículo sobre fantasmas: La primera vez que vi un fantasma de Solange Rodríguez Pappe (editorial Candaya), Brujas de Carupá de Luis Mey (Factotum Ediciones) y El último día de la vida anterior de Andrés Barba (editorial Anagrama).

El primero, un libro de relatos y novelas las dos otras, nos llevan de viaje por diversos continentes de habla hispana, pero que como decía más arriba, es sorprendente la similitud de los conceptos. Familiares muertos vengativos o protectores, recuerdos, esqueletos en el armario… A veces, algo que nos hace tan solo cambiar de perspectiva y abrir los ojos. Pues, hagamos lo que hagamos, los muertos no desaparecen, así que debemos aprender a vivir con ellos.

 

Posesiones fantasmales y familiares

Pero también son fantasmas aquellos que nos hirieron de tal forma que su dolor sigue con nosotros, como un veneno, pudriendo todo. Este es el caso de los fantasmas de Brujas de Carupá, que como los de Henry James, en Otra vuelta de tuerca, poseen, acechan, cuchichean en oídos frágiles. Luis Mey describe una Argentina pobre, una familia con un pasado atroz y un presente no más esperanzador. El narrador, un niño de unos 11 años con autismo, nos muestra un punto de vista, con un discurso fragmentado. Este da mucha más fuerza a la historia: cruel, dura pero que seguramente se asemeja a muchas otras bastante reales.

Y me sienta en la oscuridad del lugar de comer de la casa y me cuenta que él no fue un buen hombre, que tenía problemas con el sexo que es lo de tener hijos, me dice, y que tuvo un problema con su hija que es mi mamá y que toda la vida se va a arrepentir de eso. Pero yo me río porque él no está en la vida. […] Y el abuelo me hizo una valija super gigante y me hizo una nota con la letra suya de verdad por más que esté muerto…

[Brujas de Carupá, Luis Mey]

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