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Cazadores de citas: un fragmento literario para cada uno de los 365 días del año

De Jorge Luis Borges a Umberto Eco y de Agatha Christie a Alejandra Pizarnik, una antología reivindica el juego y el método como fuentes de la literatura. Por Daniel Gigena.

Una cita de Las viudas de los jueves, la novela de Claudia Piñeiro de 2005, abre Los días citados. La vuelta al año en 365 libros (Factotum), compilación literaria de Guillermo Piro y Yael Rosenfeld que se transformó en una agenda perpetua con 365 citas de 365 libros de 365 autores. “Nos quedó material para otro libro”, dice Piro, escritor y periodista, a LA NACION. El proyecto nació en una conversación entre blogueros, allá en la remota primera década del siglo XXI. “Hay que hacer una agenda en la que cada día tenga una cita de un libro que mencione a ese día”, había dicho Piro, que por entonces tenía el blog Wimbledon. Él contaba con una veintena de citas y Yael Rosenfeld, a cargo del blog Desde la Ducha, un método. “Todo mi entusiasmo radica en el inicio”, admite Piro.

La perseverancia corrió por cuenta de la escritora platense. Rosenfeld abrió un documento de Word con todos los días del año, al que se irían agregando citas de novelas, cuentos y obras de teatro de autores como Esther Cross (el 23 de febrero), Abelardo Castillo (11 de abril), Jorge Luis Borges (6 de junio), los españolísimos Enrique Jardiel Poncela (10 de junio) y Almudena Grandes (13 de agosto), Ricardo Piglia (7 de septiembre), la estadounidense Anne Tyler (26 de septiembre) y la inglesa Charlotte Brontë (el 5 de noviembre). Irónicamente, al estadounidense William Burroughs le toca el 4 de julio, con una cita de El almuerzo desnudo, y a Fiodor Dostoievski, el 15 de noviembre, con un fragmento de El adolescente. Aunque Isidoro Blaisten aparece dos veces, en octubre y noviembre, los autores son 365 porque en el volumen el mes de febrero siempre tendrá 29 días. Los lectores de Juan Carlos Onetti reconocerán el relato de la cita que cierra Los días citados: “Aquello pasó un 31 de diciembre, cuando vivía en Capurro. No sé si tenía quince o dieciséis años; sería fácil determinarlo pensando un poco, pero no vale la pena”.

“Para mí el libro es una agenda, una guía de lecturas posibles y una invitación a buscar más y mejores citas”, dice Rosenfeld a este diario. “Del 31 de enero encontramos una sola, pero el 15 de abril tiene catorce -agrega-. Solo con los libros de Stephen King podríamos hacer una agenda completa”. Con dos citas por página, una arriba y la otra debajo, y con un blanco en el centro, este libro de usos múltiples recupera un aire lúdico para la literatura, como el que recorre La vuelta al día en ochenta mundos, de Julio Cortázar; De jardines ajenos, de Adolfo Bioy Casares, y Teoría del cielo, de Arturo Carrera y Teresa Arijón.

“Para algunas personas, la literatura y la vida no llevan agendas independientes -se lee en el atemporal texto de contratapa de Los días citados-. Para ellas es este libro perpetuo e inagotable que puede leerse de una sentada o a bocados. Que puede convertirse también en diario de lecturas, en bitácora de placeres, en cuaderno de notas y pensamientos, en memoria de compromisos o efemérides, o en repositorio de los propios hallazgos literarios”. Otros lectores, en la intimidad, podrán hacer sus sesiones de bibliomancia y la mayoría buscará los fragmentos que corresponden a “sus” días significativos. Una cita con la literatura que no tiene fecha de vencimiento.

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