Asunto Impreso

Argentina, un país siempre en borrador

Carlos Scolari, investigador de la comunicación nacido en Rosario y radicado en Europa, concibió su primera novela “La Gran Enciclopedia Argentina”. A través de un agente de inteligencia que investiga un proyecto ideado por Perón, el autor recorre la historia del país, explora su idiosincrasia y analiza la reescritura como una refundación permanente que impide a los argentinos “pasar al próximo capítulo”.

Los que, por incumbencia profesional o por mera curiosidad, han indagado en el terreno de la comunicación, conocen a Carlos Scolari por sus extensos estudios sobre la ecología y la evolución de los medios digitales. Rosarino, radicado en Europa desde la década del ‘90 avanzó en conceptos que son fundamentales para quienes hoy ejercen el periodismo, como el de las narrativas transmedia. Sin embargo, Scolari también tiene una faceta de escritor de ficción, que manifiesta en “La Gran Enciclopedia Argentina”. Se trata de su segunda novela que ha escrito, pero la primera en ser publicada, a través de Factotum. A la vez ágil y ambiciosa, narra la ficticia investigación iniciada en 1950 por un agente de inteligencia a partir de un pedido de la propia Eva Perón, de un colosal proyecto ideado por Juan Domingo Perón. Desde esa premisa, y como señala la sinopsis, el autor recorre la historia argentina “mientras desempolva con buen humor los mitos y verdades de la idiosincrasia del gran pueblo argentino”.

 

Otras formas de contar

En contacto con este medio desde su actual residencia en Barcelona, Scolari rememoró las circunstancias que dieron origen a “La Gran Enciclopedia Argentina” y su adaptación al género de la novela. “La escritura científica, sobre todo los artículos con resultados de investigaciones o cuestiones teóricas destinadas a un público académico, suele ser un género muy aburrido y aséptico que plantea sus propios desafíos. Me encanta escribir artículos científicos pero llega un momento en que se deben experimentar otras formas, desde el ensayo hasta la escritura en las redes sociales, para generar nuevas conversaciones sobre esas investigaciones”, indicó.

En efecto, en los últimos tres años publicó ensayos como “Las Leyes de la Interfaz” (2018), “Media Evolution” (con Fernando Rapa, 2019) o “Cultura Snack” (2020) en los cuales explora otras formas de contar sus investigaciones sobre los medios. “Respecto a la ficción, he tenido una relación intermitente con ella. A finales de la década del ‘80 publiqué algunos guiones en la primera época de la revista “Fierro”. Y hace unos años retomé la escritura de ficción, quizá como válvula de escape respecto a la escritura académica pero también como búsqueda y desafío personal”, afirmó. En ese contexto se ubica el origen de la flamante novela. 

 

El Perón de los grandes proyectos

Aunque atraviesa varias etapas históricas, “La Gran Enciclopedia Argentina” tiene su punto de partida en 1950, en la mitad del primer peronismo. Scolari fundamenta esta decisión en un objetivo que se propuso a la hora de escribir la novela: la construcción de un mundo narrativo totalmente verosímil. “Una persona que leyó uno de los primeros borradores me preguntó: “¿Pero esto pasó de verdad, no?”. Fue la señal de que iba por el buen camino. Todos los grandes estados, desde el absolutismo francés prerrevolucionario hasta el Imperio Británico, llevaron adelante proyectos enciclopédicos; lo mismo hizo Mussolini en Italia con la Enciclopedia Treccani a partir de 1929. Cada estado europeo que se respetara debía tener ‘su’ propia enciclopedia nacional, el gran libro académico-científico que recogiera todo el saber de su época. Y ahí entra a jugar el peronismo. Estamos hablando del primer peronismo, el peronismo de los grandes proyectos nacionales, desde el avión Pulqui hasta la investigación en energía nuclear o el Primer Congreso Nacional de Filosofía”, detalló. 

En pocas líneas, la novela cuenta la historia de la enciclopedia que Juan Domingo Perón en 1950 encargó a un intelectual, José A. Uriburu, el único capaz de llevar adelante un proyecto de esas características en la Argentina. “La historia de la Gran Enciclopedia Argentina la conoceremos a través de otro personaje, el narrador, un agente de inteligencia que siguió paso a paso la redacción de la enciclopedia. Ambos personajes, Uriburu y Muñoz, son como las dos caras de una misma moneda”, sintetizó el autor.

 

Fusión de géneros

Dentro de la novela, en una especie de eco de los demás textos de Scolari y su propia formación, confluyen muchos elementos de la comunicación y la docencia. “Me gustan los textos donde afloran y se confrontan diferentes estilos y géneros. Es así que, además de extractos de la enciclopedia, la novela está condimentada con artículos sobre la Gran Enciclopedia Argentina o transcripciones de intervenciones orales. Esto me permitió jugar con varios estilos y apuntalar esa verosimilitud que mencioné antes.

En un tramo, incluso, hay un par de ensayos que se incorporan a la trama, pero a la vez tienen cierta autonomía. Y hay permanentes alusiones a textos que van explicando los orígenes y la evolución de la Argentina. Respecto a la raíz de esa idea, Scolari señaló que “en su novela ‘Los muertos’, que es al mismo tiempo una serie de televisión en dos temporadas, Jorge Carrión incluyó un par de ensayos escritos por especialistas en lenguaje audiovisual. Me gustó el recurso y lo adopté. Por otro lado, estos textos que aparentemente no pertenecen al universo de la ficción pueden ser vistos como un guiño a la gente que suele leer mis textos académicos o científicos. Hay autores donde los diversos registros y estilos se terminan fusionando; por ejemplo, en las novelas de Sebald o Fernández Mallo te podés encontrar un análisis arquitectónico de un edificio o una reflexión desde la física cuántica totalmente integradas en el discurso ficcional. En mi caso, preferí separar los textos y jugar con los efectos de lectura que generan al confrontarse entre sí”, apuntó.

 

El camino de la ficción

Algo que demuestra “La Gran Enciclopedia Argentina” es la enorme dificultad que tiene la ciencia para explicar el drama permanente de la Argentina. Una sensación de que llega un momento en que “se queman los papeles”. Además, en cierto modo, parece demostrar que es un país que se parece más a la ficción que a la realidad. Consultado sobre este punto, Scolari aseguró que “basta darse una vuelta por cualquier librería de usados para encontrarse con cientos de libros y miles de páginas dedicadas a la historia, sociología, economía o psicología de la Argentina. Si bien todos los esfuerzos académicos por comprender qué pasa en nuestra sociedad son bienvenidos, tengo la impresión de que a veces la ficción puede decir más que los textos producidos desde las ciencias sociales. O sea, la ficción también es una forma de conocimiento social. No podemos comprender el siglo XIX en Argentina si no leemos ‘Facundo’, ‘El Matadero’ o ‘Martín Fierro’. Por otra parte, como decía Ricardo Piglia los estados también crean ficciones y se sustentan en ellas. O sea, los cruces entre sociedad, política y ficción se dan en varios niveles”.

 

Detenidos en el mismo capítulo

En un punto, la novela emerge como una especie de metáfora de una Argentina en permanente reescritura, donde hay una tendencia de cada gestión de gobierno a borrar las cosas hechas por la anterior y reinstalar otras. “En algún momento la novela explora precisamente ese lugar: la reescritura como refundación permanente de la sociedad. Un país siempre en borrador, que no termina de asentarse en el papel. No sabemos si seguirá igual dentro de varias décadas, pero al menos es importante que la sociedad tome nota de ese estado permanente de reescritura que no permite seguir adelante con la historia del país y pasar al próximo capítulo”, finalizó Scolari.

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